VEJIGA DE PEZ VoL.IV: INMERSION


Vejiga de Pez es un grupo que explora, a través del arte, las relaciones entre geometría, espacio y procesos naturales. Cada artista parte de una inquietud personal que es resuelta materializando algunos referentes en arquitectura, arqueología y biología. El resultado es una serie de intervenciones, site specific art, donde la interacción con el visitante forma parte de su proceso creativo. Pese a las diferencias que uno pueda encontrar, el lenguaje artístico es el mismo en cada caso: la geometría


El nombre del grupo proviene del latín Vesica Piscis, representado por la conjunción de dos círculos iguales, cuya distancia entre los centros es la medida exacta del radio que comparten. Este símbolo guarda, herméticamente, conceptos sobre la creación de la vida y la proporción áurea que se genera en su interior, consideraciones que funcionan como punto de partida en una dinámica de trabajo grupal.


Esta dinamica de su propuesta trabaja en conjunto con el espectador, la creación de sus obras ocupan el recinto expositivo 15 días previos a la inauguración, con el objetivo de que el espacio y el visitante puedan participar del proceso creativo. De este modo, la propuesta del grupo abre nuevas posibilidades para que el visitante pase de un rol pasivo (espectador) a uno en el que puede participar de las transformaciones de la obra y apropiarse del espacio, evidenciando así el periodo de intervención in situ. Esta idea del espacio como plataforma de creación participativa es la que termina de enlazar sus propuestas. En este sentido, Vejiga de Pez puede entenderse como la voluntad de diluir las diferencias entre artista y espectador (círculos iguales), a través de la comunicación franca entre sus centros (radio), donde ambos mundos definen un mismo espacio (vesica piscis).


Vejiga de Pez es un grupo que explora, a través del arte, las relaciones entre geometría, espacio y procesos naturales. Cada artista parte de una inquietud personal que es resuelta materializando algunos referentes en arquitectura, arqueología y biología. El resultado es una serie de intervenciones, site specific art, donde la interacción con el visitante forma parte de su proceso creativo. Pese a las diferencias que uno pueda encontrar, el lenguaje artístico es el mismo en cada caso: la geometría


En esta 4ta edición, el grupo ha intervenido la laguna del Museo de Arte Contemporáneo / MAC-Lima. Las características del espacio crean nuevas reglas que limitan, pero también posibilitan la práctica artística. Es el agua, como fuente de vida, el elemento en torno al cual los artistas plantean sus propuestas. Las mismas que son expuestas en un espacio libre y abierto al público.


Participan:Valentino Sibadon / Augusto Ballardo/ José Ignacio Iturburu / Carlos Zevallos / Danilo Filtrof
junio setiembre 2016
Museo de Arte Comtemporaneo MAC Lima



Vejiga de Pez utiliza la laguna del MAC como metáfora monumental de sus propósitos artísticos. La composición líquida de su perímetro funciona como continente acuoso de lo simbólico, un manto sin contornos exactos que envuelve al edificio. La Laguna aparece como reflejo del cielo sobre la superficie del agua, dando luz a las propuestas de los artistas, inmersas en aguas calmas.


La intervención se contextualiza en un espacio de mayor alcance. Al pie del acantilado, el mar reclama protagonismo, araña el suelo y consigue que reconozcamos su presencia, nuestra mirada se pierde entonces en las dimensiones inconmensurables del océano. De este modo, la geografía dialoga con la propuesta artística y propicia la participación de los transeúntes. Este rol activo de la sociedad no es solo discursivo, el visitante está invitado a intervenir en el proceso creativo de manera real y concreta.


Los artistas parten de algunas premisas fundacionales, no obstante, dejan que el lugar dicte sus propias reglas. Para ello, se estudia detenidamente sus características y plantea, en torno a ellas, una propuesta en dialogo con el espacio. La laguna aparece como una dimensión extraña. Su delgada superficie irregular recibe a los artistas, dejando atrás la comodidad del suelo firme. El viento y la luz, tan presentes en el paisaje brindado, se reducen ahora a meros factores externos. Todo ha cambiado, la teatralidad de los pazos vuelve más dramático el movimiento, mientras el agua asciende, salpica y humedece a los intrusos.


Valentino Sibadon ha generado tensiones cromáticas para construir cuatro triángulos rectángulos proporcionales al edificio. La yuxtaposición de estas formas nos remite a las construcciones colosales de templos y palacios (con cuatro columnas en sus entradas), reconociendo el estudio del origen la Luz y el estudio cromático, hasta el rito solar como puente entre la humanidad y lo divino.


Augusto Ballardo distribuye a lo largo de la laguna los restos óseos de una ballena. Nos advierte acerca de la situación insalvable de su habitad, pero se detiene en las posibilidades regenerativas de la naturaleza, dualidad reforzada por la refracción de elementos geométricos que irrumpen la estructura de cada vertebra.


Carlos Zevallos presenta un dodecaedro regular cuyo interior está habitado por la frondosidad de una vegetación que en su crecimiento ha excedido las dimensiones del cuerpo geométrico. El Dodecaedro pentagonal que vemos aquí, tiene un fuerte contenido simbólico para la cultura occidental, según Platón este poliedro fue utilizado por Dios para definir los límites del mundo. De este modo, la obra de Zevallos puede leerse como el intento por contener la naturaleza, desbordando los límites del espacio.


José Ignacio Iturburu crea en base a pequeños ladrillos de concreto una construcción modular, que delimita un espacio no convencional para la sociabilidad. Podemos ver su intervención como parte de un proceso de gentrificación urbana o el vestigio de un recinto en abandono que nos invita detenernos en su expedición arquitectónica. Esta capacidad regenerativa de la sociedad está en sintonía con la visión cíclica de la naturaleza.


Danilo Filtrof, coloca bloques de madera alrededor del museo, conectando con planos paralelos la edificación y la laguna. Pese a la apariencia homogénea en forma y color, no se puede ocultar el grado de deterioro que solo el agua deja en evidencia. La madera erosionada es imagen, a la vez, del momento crítico por la que pasa nuestro sociedad.